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Smoke
es un film de 1995 dirigido por Wayne Wang y Paul
Auster y escrito por Paul Auster a partir de un cuento
propio titulado “Cuento de Navidad de Auggie
Wren”. El film fue producido por Kenzo Hirikoshi,
Greg Johnson y Peter Newman —entre muchos otros—
para Miramax Films. En Argentina el título
original del film, que significa tanto “humo”
como también “fumar”, se tradujo
como Cigarros; distribuye para Argentina Buena Vista
Internacional, y en formato VHS, Gativideo S.A.
A partir de un empleado de una tienda de tabaco (Harvey
Keitel) que desea ganar algún dinero importando
cigarros de Cuba, un escritor melancólico (William
Hurt) que desde la muerte de su esposa no consigue
volver a escribir y un adolescente (Harold Perrineau
Junior) que busca a su padre (Forrest Whitaker), comienza
a tejerse una trama compleja donde aparecen nuevos
personajes que dan lugar a numerosas historias diferentes.
Sin embargo, a medida que progresa el film, algunos
temas centrales, presentes en todas estas historias,
van decantando en el espíritu del espectador:
las relaciones entre padres e hijos, entre dar y robar,
entre la mentira y la verdad… No es mucho más
lo que puedo decir sobre el argumento de este film,
extraño y encantador a la vez. Stockard Channing,
en el papel de Ruby, y una joven e irreconocible Ashley
Judd, en el papel de Felicity, completan el elenco.
Entre otras distinciones, Smoke recibió el
Premio Especial del Jurado y el Oso de Plata en el
Festival de Cine de Berlín.
Hasta donde yo sé, la historia de este film
se remonta a noviembre de 1990, cuando Mike Levitas,
del diario New York Times, le pidió a Paul
Auster que escribiera una obra de ficción para
publicar en el suplemento especial de Navidad. Según
palabras de Auster, la idea de publicar ficción
en un diario le resultaba interesante y subversiva,
de modo que se propuso, en su cuento, jugar con esa
mezcla paradojal. El día de Navidad de 1990,
Wayne Wang, en San Francisco, leyó el “Cuento
de Navidad de Auggie Wren”: “Cuando comencé
a leer el cuento me vi rápidamente sumergido
en un complejo mundo de realidad y ficción,
verdades y mentiras. Pasaba de conmoverme hasta las
lágrimas a reír descontroladamente.
(…) Al final sentí que alguien muy próximo
a mí me había hecho un maravilloso regalo
de Navidad. En cuanto terminé el cuento, le
pregunté a mi mujer: ‘¿Quién
es Paul Auster?’”. En mayo de 1991, Wang
viajaba a Brooklyn para conocer a Paul Auster con
el propósito de hacer un film a partir del
cuento.
Cabe agregar, como dato curioso, que tal fue el entusiasmo
de Wayne y Auster por el trabajo conjunto durante
el rodaje de Smoke, que mientras el film se hallaba
en producción, Miramax Films les concedió
seis días más de rodaje para un proyecto
que se basaría, sobre todo, en improvisaciones
actorales a partir de algunas situaciones propuestas
—es decir, sin un verdadero guión—.
La premisa era volver al estanco de tabaco que aparece
en Smoke y crear un pequeño retrato del mundo
de Auggie Wren, de modo tal que personajes secundarios
del primer film se convierten, en el segundo, en personajes
principales. También se sumaron otros actores
y personalidades reconocidas de Brooklyn, como Roseanne,
Lou Reed y Madonna. El resultado de este trabajo —una
comedia bastante rara, por cierto— es el film
Blue in the face, que en Argentina se distribuyó
con el título Humos del vecino.
La mayor parte de la información aquí
expuesta la he tomado del libro Smoke & Blue in
the face de Paul Auster (Barcelona, Anagrama, 1995),
donde además de varias entrevistas con los
realizadores de estos dos films, se transcriben ambos
guiones y el “Cuento de Navidad de Auggie Wren”
que diera origen al film Smoke —sin duda uno
de los mejores cuentos que he leído en mi vida—.
En el comentario que sigue he juzgado oportuno citar
textualmente varios pasajes de ese libro, indicando
los números de página correspondientes.
Dada la notable riqueza simbólica de este film,
me he visto en la necesidad de hacer una exposición
bastante detallada de ciertas escenas en las cuales
fundamento, luego, mis interpretaciones. Esto, sumado
a lo complejo y oscuro del argumento, quizás
haga que la lectura del capítulo resulte al
principio un poco difícil de seguir —sobre
todo si el que lee no recuerda bien el film—.
Pido disculpas anticipadas por no haber logrado resolver
mejor esta dificultad inicial y aliento al lector
a seguir adelante, con la promesa de que, una vez
sentadas las bases para la interpretación del
film, el texto recupera su fluidez.
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