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Toy
Story es un film de 1995 dirigido por John Lasseter,
escrito por Andrew Stanton, John Lasseter, Peter Docter
y Joe Ranft, y producido por Bonnie Arnold, Ed Catmull,
Ralph Guggenheim y Steve Jobs, para Pixar Animations
Studios y Walt Disney Pictures. La edición
del film estuvo a cargo de Robert Gordon y Lee Unkrich,
y la dirección de arte estuvo a cargo de Ralph
Eggleston; una mención especial para Randy
Newman, autor de la música original y las canciones
del film.
Quizás valga la pena destacar que en la versión
original en inglés las voces de los papeles
principales, Woody y Buzz Lightyear, están
a cargo de Tom Hanks y Tim Allen, respectivamente.
Entre los muchos premios y nominaciones que recibió
este film, cabe destacar tres nominaciones a los premios
Oscar en las categorías de mejor guión
original (John Lasseter, Andrew Stanton, Peter Docter
y Joe Ranft), mejor música original (Randy
Newman) y mejor tema musical, You've Got a Friend
(Randy Newman).
El film trata la historia de cómo Woody, el
juguete preferido de Andy (un niño de seis
años) pierde su lugar de preferencia con la
llegada de un nuevo y más moderno juguete,
Buzz Lightyear. Las vicisitudes por las que estos
dos juguetes deben atravesar van transformando la
primitiva relación de rivalidad y celos en
una sincera y duradera amistad.
Se trata de una gran historia, magistralmente contada;
una excelente comedia que en ningún momento
cae en el melodrama musical infantil tan habitual
en las producciones de Walt Disney. Una película
que, a mi entender, no cabe en lo que habitualmente
se entiende por “género infantil”.
Aquellos que, quizás gracias a sus hijos, nietos
o sobrinos, lo hayan visto, saben a qué me
refiero. Aquellos que no, no se arrepentirán
de dedicarle a este film dos horas de sus vidas. Para
enfatizar este punto, extraigo un fragmento de una
entrevista con Andrew Stanton, guionista del film:
«Cuando empecé a trabajar en Pixar
no era guionista, pero sí sabía muy
bien lo que me gustaría ver en la pantalla
(…) En esa época, los largometrajes de
animación no me inspiraban nada. Ninguno de
ellos podía compararse a una gran película
normal. La animación tal vez pueda ser única
como medio visual, pero desde el punto de vista de
la narración de historias no quiero que se
me juzgue de manera distinta a las demás películas.
Quiero que nuestras películas se comparen con
las mejores. (…)
»Realizamos películas familiares que
va a ver todo el mundo; de manera que estamos obligados
a hacerlas comprensibles tanto para un niño
de 5 años como para los ejecutivos de los estudios,
lo que no es un mal planteamiento. No se trata de
que bajes el nivel, sino de que te comuniques con
tanta claridad a un nivel emocional, y no sólo
en la trama, que afecte a todas las personas, incluso
a un niño que todavía no tiene experiencia
de vida. (…) Eso no significa que escriba para
niños. A los niños les gusta todo. Todavía
no tienen formado el gusto, deben aprenderlo. Si les
das comida basura, la comerán. Quiero darles
historias tan magníficas como las que encuentro
en mis películas favoritas. Lo que debo tener
en cuenta al escribir para ellos es que no debo excluirlos
ofendiéndoles, presentando una moral dudosa
o escribiendo algo que no vayan a entender y hará
que se pierdan por completo la historia.» 1
1- En McGrath, Declan y McDermott,
Felim, Guionistas. Cine, Barcelona, Océano,
2003, págs. 113-114.
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